La receta del maestro chocolatero

Bruna y Jac, sobrevolando en el Globus los Alpes suizos han notado un olor a chocolate que les ha hecho la boca agua.
¡Mmm...!

El olor venía de la chimenea de una casa de madera que se encontraba entre las montañas. Los hermanos han aterrizado el Globus porque aquel olor les ha despertado la curiosidad. Sobre la puerta de la casa se podía leer:
"Fábrica de chocolate"

¡Guauuu!

¡Haz clic para ver cómo llegan
Bruna y Jac en Globus!

Han llamado a la puerta y les ha abierto un hombre vestido de cocinero con un sombrero altísimo.

"Soy el maestro chocolatero"

Y muy preocupado ha añadido:

"Y tengo mucha prisa, porque he

inventado una receta que ha tenido

tanto éxito ¡que todo el mundo la quiere!"

Los hermanos le han preguntado si podían ayudarlo y el maestro chocolatero, sin pensarlo siquiera, les ha dado delantales y sombreros de cocinero.

¡Qué pinta más divertida tenían

Han entrado en la cocina, que era toda de madera, típica de las casas de montaña. Estaba llena de utensilios por todas partes y los fogones trabajaban a máxima potencia. El olor a chocolate era tan intenso que perfumaba toda la casa.

¡Delicioso!

¡Enseguida se han puesto manos a la obra!

El maestro chocolatero tostaba las semillas de cacao removiéndolas sin parar en una gran sartén, Fritz les quitaba la cáscara una vez tostadas y Bruna las trituraba en un mortero hasta conseguir una pasta de cacao muy espesa.

¡Mmm...!
¡Qué buena pinta!

¡Haz clic para ver cómo
tuesta las semillas de cacao!

Finalmente Jac mezclaba la pasta en un bol con la mejor leche de los Alpes, suavemente, hasta ligarlo todo bien.
¡Hacían un equipo de primera!

En un santiamén tenían kilos y kilos de chocolate. Y los hermanos han exclamado contentos:

"¡Qué bien,

el maestro chocolatero podrá

entregar todos sus encargos!"

Eso sí, han acabado agotados. ¡Fritz estaba tan cansado que ha tenido que comerse una onza de chocolate para recuperarse!

Entonces el maestro chocolatero ha mirado el reloj, ha abierto los ojos como platos, y ha exclamado:

"¡Ostras, si hoy celebramos la comida del

día del amigo y ya son las dos y media!"

Entonces ha explicado a los niños que hoy se celebra en Suiza el día del amigo y que por eso los amigos se reunían para comer. Y él era el encargado de llevar el chocolate para hacer la fondue. Los niños se han ofrecido para ayudarlo a llevar el chocolate a casa del amigo, donde se hacía la comida.

Dicho y hecho.

Se han abrigado bien y se han puesto unos esquíes larguísimos.

El maestro chocolatero se ha lanzado a esquiar a toda velocidad entre los abetos del bosque, que estaban cubiertos de nieve. Los abetos eran tan altos y tan densos que casi no dejaban pasar la luz del sol. ¡Parecía que era de noche!

¡Guaaau!

Bruna y Jac lo han seguido, y Fritz, que estaba sentado en el hombro de Jac, se ha asustado de ir tan deprisa y se ha escondido en el bolsillo de la chaqueta de Jac. Durante el trayecto han visto un manada de lobos, zorros y también cabras alpinas.

¡Ha sido toda una sorpresa!

¡Haz clic para ver
cómo aparecen los animales!

El amigo del maestro chocolatero vivía en una casita junto a un río que estaba completamente helado, en un pueblo con una iglesia y muchas casitas de madera. La casa estaba llena de gente risueña que los ha acogido entre sonrisas y abrazos.

'¡Haz clic para saber
de quién es
cada esquí!

Han invitado a comer a Bruna, Jac y Fritz, que han aceptado la invitación muy contentos. Se han sentado todos a la mesa, al calor de la hoguera, han echado el chocolate en unas cacerolas que se calentaban en el momento mientras iban mojando en ellas unos pinchos con trozos de piña, fresa, melón y manzana.

¡Una comida buenísima!

Empezaba a oscurecer, y los dos hermanos y Fritz tenían que volver a casa. Antes de marcharse, Jac le ha pedido un poco de chocolate al maestro chocolatero y lo ha guardado como un tesoro durante todo el viaje de vuelta en el Globus. Al día siguiente lo compartiría con sus amigos de la escuela!

¡Qué contentos se pondrían!