1. Los fritole de Venecia
Son unos buñuelos típicos de la ciudad que ya se hacían en la época del renacimiento... ¡hace más de 500 años!
¡No podía dejar de comer!
En su primer año de viaje por Europa, Bruna y Jac han descubierto lugares nuevos, sabrosas recetas y han hecho muchos amigos!
Pero después de tantas aventuras...
Hemos descubierto tantos tesoros
que es muy difícil elegir sólo uno!
¡Éstos son mis favoritos!
En nuestros viajes hemos tenido la
suerte de conocer a mucha gente. Y
hemos vuelto a casa con un montón
de amigos. ¡Os cuento quiénes son!
¡Haz click en cada foto
per saber más!
Son unos buñuelos típicos de la ciudad que ya se hacían en la época del renacimiento... ¡hace más de 500 años!
¡No podía dejar de comer!
Descubrimos que en Noruega también celebran la noche de San Juan ¡pero la llaman Jonsok ! Hicimos una hoguera muy muy grande y bailamos a su alrededor. Fue muy divertido y mágico...
¡Era de día y de noche a la vez!
Cuando vi los músicos en la plaza, ¡no lo pude evitar! El Fritz y yo cogimos una flauta y un triángulo y nos pusimos a tocar con ellos...
¡Qué melodías tan preciosas!
Hacía mucho frío… ¡pero valió la pena!
¡Un genio de la pintura!
Conocimos a Vincent de casualidad: le le llevamos un queso a su estudio deAmsterdam. Cuando abrió la puerta todo manchado de pintura ¡no podría creer que fuera él!
demás, ¡pudimos pintar con é!
¡Qué emoción!
Un explorador... ¡sin sentido de la orientación!
fiordos de Noruega! El marinero¡Qué aventura vivimos en los fiordos de Noruega! El marinero perdió el rumbo y no sabíamos hacia dónde íbamos, ¡suerte que Jac sacó su brújula y nos dirigió hacia el Sol de Medianoche!
Menudo bromista...
Cuando estábamos en Venecia, un arlequín disfrazado de gondolero me embrujó: ¡quería que me quedara afónica! Después supimos que era un bromista famoso al que le gustaba mucho gastar bromas!
La verdad es que aquella broma ¡no me hizo ninguna gracia!
¡Haz click! ¡Una curiosidad!
Una curiositat!
Cuando Bruna y Jac conocieron a Fritz, ¡Fritz aún no tenía nombre! Al principio le llamaban "Camaleón" pero se dieron cuenta que necesitaba un nombre propio. Así que pensaron y pensaron...
¡y al final, Fritz!
Qué nombre más original, ¿no?