Bruna y Jac estaban sobrevolando la región montañosa de las Tierras Altas de Escocia cuando, de repente, Jac ha exclamado:
"¡Bruna, nos hemos perdido!
¡Vamos a aterrizar el globo,
que tengo que mirar la brújula!"
Se han parado justo a la orilla de un lago inmenso.
Al bajar del Globus, a Fritz se le han puesto los ojos como platos y se ha quedado más tieso que una estatua.
¿Qué le pasaba?
Pues que estaba viendo una especie de animal gigante con el cuello muy largo.
¡Ostras! ¿Qué era aquello?
Bruna ha dicho:
"Está claro, estamos en el lago Ness...
¡Y ese es Nessie, el monstruo del lago!"
Han tenido mucha suerte porque Nessie casi nunca sale del agua. Jac le ha dicho a Fritz que no se asustara, que aquel animal se parecía mucho a él, pero en grande.
Nessie se ha acercado a los niños y les ha preguntado si tenían una gaita. Jac le ha preguntado qué era una gaita y el monstruo les ha explicado que era un instrumento muy popular en Escocia y que a él le encantaba cómo sonaba.
Como los hermanos no llevaban ninguna, Nessie se ha vuelto a zambullir en el agua del lago.
Qué lástima, Bruna
no ha podido hacerle ni una fotografía.
Entonces, Jac se ha puesto a consultar la brújula pero no se orientaba. Al fondo han visto a unos pastores y los dos niños y Fritz han ido hacia ellos para pedirles ayuda. Los pastores han cogido la brújula y en un santiamén les han indicado el camino que tenían que tomar.
En ese momento, Fritz se ha puesto a dar botes y a señalar un instrumento que llevaban los pastores, y Jac ha exclamado:
"¡Es una gaita!"
Los niños les han preguntado si la podían tocar. Uno de los pastores se ha puesto a tocarla y Nessie ha vuelto a salir del agua. Estaba contentísimo y se ha puesto a bailar con los niños y con Fritz.
¡Esta vez, Bruna
sí que le ha podido hacer una foto!
Entonces Nessie ha visto a uno de los pastores poniendo una manta en el suelo y colocando en ella un montón de comida, tan apetitosa que a Nessie se le ha hecho la boca agua. Ha dejado de bailar de golpe y ha empezado a acercarse a los pastores.
El pastor que estaba agachado preparándolo todo se ha asustado y se ha levantado, dispuesto a salir corriendo, pero Nessie le ha dedicado una sonrisa de oreja a oreja y entonces el pastor se ha dado cuenta de que Nessie sólo tenía ganas de merendar.
El pastor se ha echado a reír y ha gritado:
"¡Venga, todo el mundo a merendar!
¡Tú también, Nessie!"
Nessie se ha sentado en el suelo y enseguida se han sentado también los niños, Fritz y los otros dos pastores. Estaba todo buenísimo: una especie de morcón, una empanada de carne y un puré.
Ñam, ñam...
¡Nessie y Fritz se
lamían las patas y todo!
Mientras comían, Nessie les ha explicado que siempre había visto aquel castillo de la cima de la colina, pero nunca se había atrevido a ir. Bruna le ha preguntado por qué y Nessie ha confesado que le daba miedo entrar allí solo.
¿Nessie con miedo?
¡Esta sí que era buena!
¡Todos se han echado a reír, incluso Nessie!
Los pastores han animado a Nessie a visitar el castillo. Entonces, Nessie ha preguntado:
"¿Pero vendríais conmigo?"
Y los pastores han respondido todos a la vez:
"¡Pues claro!"
Dicho y hecho. Han subido la colina y, cuando han llegado ante el castillo, la puerta se ha abierto sola haciendo un:
Nessie se ha puesto a temblar como una hoja de parra y Jac lo ha consolado:
“Tranquilo, seguro que no pasará nada”
Han entrado despacio. Estaba todo muy oscuro. Entonces, uno de los pastores ha abierto una ventana y el sol ha iluminado la sala. Estaba llena de polvo y de telarañas. Pero, detrás de ellas, todo lo que había allí era precioso:
candelabros hechos con espejitos,
muebles antiquísimos de madera maciza
y un montón de cuadros de hombres
pelirrojos con barba.
Bruna ha preguntado:
“¿Quiénes son esos?”
Y uno de los pastores ha respondido:
“Son los antiguos reyes de Escocia”
Han mirado todos los cuadros. En el último no había ningún retrato sino un texto. Lo han leído; decía así:
“Durante muchos años, al amanecer, siempre miraba por la ventana. Y cada día te veía, Nessie, saliendo del lago y paseando un poco. Después te volvías a zambullir y ya no volvía a verte en todo el día.
Sé que te gusta mucho la gaita. Si algún día un pastor la tocaba, me daba cuenta de que el agua se removía y yo sabía que era porque tú estabas bailando. Por eso, en el baúl que hay junto a la puerta del castillo he dejado una gaita. Es un regalo para ti.
Atentamente,
Jaime VI, rey de Escocia”
¡Anda, un regalo para Nessie!
Han corrido a abrir el baúl que había junto a la puerta y, efectivamente, contenía una gaita antigua. Nessie ha intentado tocarla, pero no sabía.
Uno de los pastores se ha ofrecido a enseñarle cada mañana al amanecer y Nessie ha aceptado con mucho gusto.
¡Qué bien,
Nessie va a aprender a tocar la gaita!
Como ya estaba oscureciendo, los dos hermanos y Fritz han vuelto a subir al Globus.
¡Adiós Nessie!
¡Adiós pastores!
¡Hasta otra!